16 de agosto de 2011

Volver a lo básico

Ya transcurrieron casi 150 años desde que Ernest Michaux tuvo la brillante idea de dotar de pedales la rueda delantera del dispositivo llamado "draisiana", convirtiéndolo así en uno de los antecedentes más modernos y directos de la bicicleta actual.

La bicicleta no aparecía entonces como un asunto urgente en la agenda ciudadana sino como un hecho meramente anecdótico. Cuánto y de qué modo han cambiado los tiempos. Justo por estos días se discute si será el auto con batería de carga eléctrica o solar o la bicicleta la que herede la responsabilidad de transportar a las personas del futuro.



"Cualquier bicicleta debe ser confiable, adecuada al usuario (o sea, la medida del cuadro y la postura correcta) y adecuada al terreno donde se usará. La sobreespecificación (por llamarla de alguna manera) no tiene sentido. Se ven muchas bicicletas usadas en un contexto urbano con muchos cambios, con suspensión, cuando podría ser más importante tener buenas luces, un lugar donde llevar las compras y guardabarros. Al ser, en este momento, la bici un artículo de consumo masivo entramos en el terreno de las soluciones buscando un problema", explica Miguel Nitzsche, destacado músico y director de orquesta radicado en Bariloche pero también, y no menos importante, hacedor de bicicletas originales: pensadas y diseñadas para quien las compre, tal cual como se compran los trajes hechos a medida. Sólo para dar una idea acerca de su prestigio: la dirección del taller de Nitzsche figura en una de las principales publicaciones especializadas en ciclismo de Gran Bretaña.

Básicamente lo que aquí sucede es que se vende y se consume una tecnología ¿excesiva? o inadecuada para determinados escenarios. Pero nadie está hablando de lo que es adecuado sino de lo que se puede comprar y vender.

La sofisticación, paradójicamente o no, ha creado distancias entre los interesados en resolver un problema y la actividad ciclística en sí misma. ¿Hace falta agregar que no es necesario tener una bicicleta de 21 velocidades, amortiguación delantera, asiento "próstata", cuadro de aluminio y frenos de disco para ir del trabajo al hogar o pasear lo fines de semana por la ciudad?


"A veces la gente no mide que lo que necesita es una bicicleta que sea su bicicleta y que se adapte a sus necesidades. Cada vez es más común ver personas subidas a bicicletas con cuadros que no se corresponden con su estatura o que tienen accesorios que no son funcionales a los usos que les dan: muchos cambios, suspensión, cuadros de aluminio...", explican Ernesto y Silvia a coro.

Si lo que se pretende es ir del trabajo al estudio, del hogar al almacén, del departamento a la casa de los padres de una novia o al próximo asado que organice un buen amigo no hace falta tanta parafernalia.

"Con una playera alcanza. Hace unos días vino una señora y me dijo: necesito que me revises la bicicleta porque me voy a Regina. ¡Y se fue a Regina en su playera!", cuenta Ernesto, para no pocos el hombre que más sabe en la región sobre el arte de pintar cuadros a fuego.

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